La historia de tan peculiar golosina, que ha conseguido que su nombre se asocie con nuestra ciudad, tenemos que situarla en el contexto de su «descubrimiento» que va unido a la trayectoria de la única fábrica de caramelos leonesa que funciona en la actualidad.

En los años que siguieron a la Guerra Civil Española la escasez de materias primas hacía que estas se gestionasen a través del Estado, éste era el caso del azúcar, materia imprescindible en la elaboración del caramelo, por este motivo la tradición de elaboración de golosinas que tan arraigada estaba en nuestra provincia prácticamente desapareció.

Aún así recién estrenados los años 50 y cuando todavía las condiciones del país apenas empezaban a despertarse se funda la empresa CARAMELOS SANTOS, que con apenas medios, pero con una gran ilusión empieza a abrirse un hueco en la maltrecha economía leonesa. Su objetivo era crear un caramelo original, único, que fuera representativo de su tierra y le sirviera como carta de presentación de los productos de su firma.

Los medios no eran muchos, razón por la cual este caramelo no podía ser un producto altamente industrializado sino al contrario algo artesanal y genuino, algo nuestro, algo que llegara al recuerdo de quien lo consumiera mediante el paladar, y en esto…

En esto llegó la idea, calentar en el fuego el azúcar hasta que esta se fundía y se tornaba caramelo, como se venía haciendo desde siempre, pero en su casa le daban un toque especial al mezclar este caramelo líquido y caliente con trozos de frutos secos que compraban en el mercado.

Aquí estaba la idea, el principio no podía ser más sencillo, azúcar fundido al fuego vivo, la forma más antigua de conseguir un caramelo, a esta base le fue añadiendo diferentes frutos secos hasta dar con la sencilla fórmula que tanto éxito obtuvo entre todos los públicos…

Estuche ronchitoAZUCAR, CACAHUETE, CACAO : y algo más. esta es  la composición del . Naturalmente ese algo más es tiempo, dedicación y cariño, los tres ingredientes principales, añadía con una sonrisa.

Ya teníamos el producto, quedaba la fase final que todo fabricante considera como más complicada, darle una identidad propia al producto.

No era un producto cualquiera, aquello estaba llamado a ser algo que nos representaría a los leoneses más allá de nuestras fronteras provinciales, y en esto, aún desconociendo la repercusión que más tarde tendría, se tuvo especial cuidado.

Primero vino el nombre: RONCHITO, esto fue un derivado del curioso verbo leones RONCHAR, que viene a significar masticar, morder, deshacer con los dientes, y que después de tantos años aún sigue siendo un nombre totalmente adecuado a la golosina que representa.

La frase más repetida cuando se degustaba tan singular producto era: «RICO, RICO», mientras se «RONCHABA» el caramelo, y ahí teníamos el slogan que tanto se repetiría : «RICO, RICO, CARAMELO RONCHITO».

Mascota

Entraban los años 60 y con ellos la gran explosión demográfica española, nuestros jóvenes consumidores exigían nuevos productos y sabores, y en estos jóvenes caló rápidamente la filosofía del Ronchito. Un producto natural, sin colorantes ni conservantes, hecho artesanalmente y con un sabor inigualable.

Durante esta década y la siguiente fue un caramelo muy apreciado en nuestra provincia y con tan gran aceptación que nuestra producción, limitada por lo artesanal de su elaboración, se distribuía exclusivamente en León a pesar de las demandas de gentes de otras provincias que en alguna visita a nuestras tierras habían conocido tan peculiar golosina.

Esto fue lo que hizo que este dulce pronto fuera acompañado por la coletilla «de León», ya que se convirtió en un encargo habitual que les hacían a quienes nos visitaban y que estos llevaban a sus familias como recuerdo de nuestra ciudad.

En el año 1.980 se hace cargo de la fábrica de Caramelos Santos, D. Andrés Martínez Puente que sabe continuar la tradición y da un nuevo impulso a la elaboración de nuestros fabricados, teniendo un especial cuidado en nuestro ya consolidado y tradicional Ronchito, pues no en vano aún hoy seguimos siendo una empresa leonesa, cien por cien familiar.

En el presente ponemos a disposición de nuestros consumidores la más innovadora maquinaria de fabricación de caramelos y dulces, unido a una cuidada mejora y modernización de las técnicas artesanales, que tanta fama han dado a nuestros productos, todo ello avalado con un sistema de calidad interno basado en la estructura ISO.

«Ronchitos de León«.

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